Audiología infantil

La pérdida de audición mantenida en los primeros años de vida puede interferir tanto en la adquisición del lenguaje como en el desarrollo psicológico e intelectual del niño y, de esta manera, repercutir en su evolución integral.

Tanto médicos como educadores están de acuerdo que cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores serán los resultados que se podrán obtener y menores los trastornos que comportará la privación auditiva.

El uso de prótesis auditivas se recomienda a partir de los 4 meses de edad, y el uso de implante coclear se realiza a partir del primer año de edad.

Las hipoacusias neurosensoriales o de percepción son las más graves e irreversibles, por lo que deben descartarse en el momento del nacimiento. Es de obligado cumplimiento por parte de hospitales públicos y privados, realizar un test de Otoemisiones acústicas para saber si el recién nacido puede presentar una deficiencia auditiva. oda pérdida auditiva prenatal debería estar detectada y en tratamiento a los cuatro meses de vida del bebé.

La mayor parte de la sordera infantil es de instauración prenatal o perinatal, aunque en un 10-20% de los casos aparece posteriormente (European Consensus Development, CODEPEH). Por ello es importante realizar un seguimiento de los niños que tengan algún antecedente compatible con la aparición de sordera después del nacimiento.

Las hipoacusias de transmisión son más leves y en los niños son causadas mayormente por procesos de otitis seromucosas. Las otitis serosas comportan pérdidas de audición en general leves, y su solución suele pasar por el tratamiento medicamentoso o quirúrgico adecuado.

Proceso de desarrollo

El desarrollo de la capacidad de comunicación

La cóclea es el órgano sensorial de la audición. Alcanza su tamaño normal y permite a los niños oír a partir de la 20ª semana de gestación. La mayoría de los niños están expuestos al sonido del vientre de su madre y a otras voces, aún antes de nacer.

Después del nacimiento, un recién nacido tiene una sensibilidad coclear semejante a la de un adulto, pero los bebés deben aprender a usar el oído para sentar las bases de la comunicación.

Localización

Una de las aptitudes auditivas más sencillas y que se adquieren más pronto es la localización, o sea, la capacidad de distinguir dónde se encuentra la fuente de un sonido. Como usamos los dos oídos (audición binaural), podemos localizar los sonidos con gran precisión.

Cómo controlar la capacidad de localización de sonidos en los bebés

Por regla general, los recién nacidos mueven o abren los ojos cuando oyen un ruido fuerte. Este fenómeno se conoce con el nombre de reflejo de sorpresa y puede ser inducido por un sonido fuerte. A los cinco o seis meses de edad, usted puede probar si su bebé responde correctamente a la localización produciendo sonidos suaves detrás o al lado de su hijo mientras él no le ve (asegúrese de encontrarse fuera del campo visual del niño al hacer el sonido). Un movimiento de sonajero o un murmullo harán que su bebé gire la cabeza hacia el lugar de donde proviene el sonido. Si bien esperamos que un bebé «se asuste» ante un ruido fuerte, mucho más importante es ver en qué forma responde a los sonidos suaves (como la «s» al hablar).

Durante el primer año de vida, su bebé pondrá a punto sus aptitudes auditivas y aprenderá a estar alerta y a dirigir su mirada hacia las fuentes de sonido habituales en el hogar, tales como el timbre de la puerta o del teléfono, una puerta que se cierra de golpe, las voces de otros niños jugando, un juguete musical o la palabra.

Momentos clave en el desarrollo de la palabra y el lenguaje en los niños

A los 9 meses

Comprende palabras simples tales como “mamá”, “papá”, “no”, “sí”.

A los 10 meses

El balbuceo debe sonar “como si hablara”, con enlazamiento de sílabas individuales (“da-da-dada”).
Las primeras palabras reconocibles se pronuncian alrededor de esta edad.

Con 1 año

El bebé usa una o más palabras reales.

Con 18 meses

El niño comprende frases simples, pide hablando (sin hacer gestos) objetos que le son familiares y señala las partes de su cuerpo.
Su vocabulario incluye entre 20 y 50 palabras.
El bebé comienza a usar frases cortas (“más”, “salir”, “upa mamá”).

Con 24 meses

La riqueza de vocabulario debe incluir no menos de 150 palabras.
Además, el niño tiene que ser capaz de formar frases de dos palabras.
La mayoría de las palabras pronunciadas deben ser bien comprensibles para adultos que no están diariamente en contacto con el niño.
Este también tiene que poder sentarse y escuchar un cuento mirando las ilustraciones del libro.

Entre los 3 y los 5 años

El niño debe usar el habla constantemente para expresar sus deseos, emociones, pedir información y hacer preguntas.
Un niño de edad preescolar tiene que ser capaz de comprender casi todo lo que se le dice.
El vocabulario crece de 1000 a 2000 palabras enlazadas en frases complejas y con significado.
Todas las palabras deben ser pronunciadas en forma clara y comprensible al final de la etapa preescolar.

Estos hitos son reglas de validez general para la mayoría de los niños

Si su bebé tiene más de 2-3 meses de retraso en comparación con los grupos de edad arriba mencionados, podría sufrir una pérdida auditiva o un desarrollo tardío del lenguaje y el habla.

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