Mascarillas y la comprensión del habla

En nuestra vida cuotidiana nos valemos de la información auditiva y visual para comunicarnos. La “nueva normalidad” a la que nos enfrentamos a día de hoy, junto con la utilización de las mascarillas y pantallas de protección crean nuevos desafíos a la hora de comunicarnos.

Las personas afectadas con pérdida de audición se ven aún más afectadas, ya que el uso de los elementos de protección degradan la señal acústica y reducen y/o eliminan las pistas visuales, lingüísticas y gestuales de las personas.

Estudios recientes demuestran que los sistemas de protección facial que menos dificultan la percepción del habla son las mascarillas quirúrgicas, seguidas de las mascarillas FFP2.

Así mismo, debemos sumar que el cumplimiento de la distancia de seguridad también disminuye la intensidad de la señal.

 

Análisis de los fonemas de la lengua

El espectro frecuencial de los sonidos del habla se encuentra entre los 125 Hz y los 9 KHz. Cada uno de ellos, tiene una distribución característica de la energía. Nuestros oídos analizan esa distribución en la onda sonora del habla y el cerebro nos permite distinguir los distintos sonidos de nuestra lengua.

La formante F0 (frecuencia fundamental) es común para todos los fonemas que se producen emitiendo voz, llamados fonemas sonoros. La F0 se genera a nivel de las cuerdas vocales y su frecuencia es aproximadamente de 200 Hz en las mujeres, de 125 Hz en los hombres y entre 250 Hz y 300 Hz en los niños y niñas (en función de la edad, idioma, etc).

Las vocales tienen su energía concentrada en formantes, conjuntos de ondas más intensos cuya altura viene determinada por la diferente posición de los órganos articuladores en el tracto vocal.

La formante de frecuencia más baja que se produce a continuación de la frecuencia fundamental (F0) se denomina primera formante (F1). El F1 está relacionado con el grado de abertura de la boca (/a/ es abierta, /i/ y /u/ son cerradas).

La segunda formante (F2), se relaciona con el grado de anterioridad o posterioridad de producción en el tracto vocal (/i/ es anterior, /u/ es posterior).

En español sólo son necesarios los dos primeros formantes para caracterizar las cinco vocales, pero las lenguas con un sistema más complejo, como el inglés o el francés, necesitan también el tercero. Los formantes superiores (del cuarto al sexto), se cree que caracterizan el habla individual de cada persona.

Las consonantes que se producen sin vibración de las cuerdas vocales se denominan sordas o áfonas. Como las consonantes áfonas son las fricativas (/s/,/z/ y /f/ ) y la africada (ch). En ellas predominan los componentes frecuenciales agudos, provocados por los ruidos que genera la fricción del aire en el tracto vocal.

Muchos sonidos importantes para la inteligibilidad del habla, y la consecuente comprensión verbal, tienen componentes agudos. Por ejemplo, la consonante /s/ tiene un contenido lingüístico importante como marcador de plural (la foca/las focas) y de persona (escucha/escuchas) y, como consecuencia, es la consonante más frecuente del español. Concentra casi toda su energía en la gama de los agudos, su pico más intenso ronda los 4.000 Hz, pero generalmente se sitúa entre 3.000 y 4.000 Hz.

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La ubicación de los sonidos del habla según su frecuencia e intensidad define un gráfico que, por su forma, se conoce como “banana auditiva” o “banana del habla”. Este gráfico, si bien presenta algunas características comunes, es diferente según la lengua de la que se trate.

Con el uso de los sistemas de protección no solo se produce una disminución en la intensidad de la señal, sino que también se alteran las frecuencias de los picos de energía acústica o formantes característicos de cada sonido. Es decir, que este fenómeno genera distorsión de la señal.

Particularmente, en el sonido /s/, con la utilización de los sistemas de protección analizados, se observa un incremento en las frecuencias graves, produciendo un efecto enmascarante en las frecuencias agudas.

 

La comprensión del habla

Si bien el uso de mascarillas faciales con zonas transparentes favorecería la realización de la lectura labial, debemos considerar que esta aporta solo un 30 % de la información para decodificar el lenguaje oral. Este tipo de mascarillas junto con las pantallas, son las que producen una mayor degradación acústica.

En sistemas de protección facial no existe una solución perfecta. Cuando los estudiantes basan su aprendizaje más en las pistas auditivas deberán considerarse las mascarillas de tela (menor degradación de la señal. Si se basan más en las pistas visuales, se recomienda el uso de una pantalla.

Sin embargo, este sistema por sí solo no está considerado completamente seguro por lo que debería utilizarse junto con las mascarillas quirúrgicas. Recientemente se ha desarrollado un protector de tela para colocar en la parte inferior de la pantalla.

Con el transcurso del tiempo seguramente surgirán nuevos materiales y dispositivos para adaptarse a esta “nueva normalidad”. Es importante poder analizar cómo afectan a la acústica del habla y la comunicación.

 

Consejos para mejorar la comunicación

  • Reducir el ruido de fondo
  • Hablar de manera lenta y clara, sin gritar
  • Mantener las mascarillas transparentes o pantallas desempañadas
  • Tener una luminosidad adecuada
  • Cuando sea posible, utilizar el apoyo del lenguaje escrito
  • Tomar turnos de manera adecuada mientras se conversa
  • Utilizar sistemas de micrófono remoto personales y/o colectivos
  • Mantener la distancia física imprescindible

 

Fuente: https://www.phonak.com/es/

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