El nacimiento del tejido acústico

Un nuevo tejido acústico ayudará a las personas con hipoacusia a detectar la procedencia de los sonidos de su entorno.

Los Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) junto con colaboradores de la Escuela de Diseño de Rhode Island (RISD) han sido los desarrolladores del nuevo tejido.

El nuevo tejido podrá usarse en diversas aplicaciones, como la seguridad (para detectar de dónde procede un disparo, por ejemplo), ayudar a las personas con pérdida auditiva o la monitorización de personas con afecciones cardíacas y respiratorias.

El equipo liderado por Yoel Fink, profesor de investigación de materiales en el MIT, ha diseñado el material que funciona como un micrófono sensible e imita la compleja estructura del oído, en la que las vibraciones creadas por el sonido viajan hasta la cóclea donde se convierten en señales eléctricas.

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¿Cómo funciona el tejido acústico?

El diseño consiste en una fibra eléctrica especializada conocida como fibra piezoeléctrica que se teje en hilos de tela y puede convertir las ondas de presión a frecuencias audibles en vibraciones mecánicas.

A continuación, la fibra es capaz de transformar estas vibraciones mecánicas en señales eléctricas, de forma análoga al proceso que se produce en la cóclea.

Solo se necesita una pequeña cantidad de la fibra piezoeléctrica especializada para que el tejido sea acústicamente sensible: con una sola fibra se pueden generar decenas de metros cuadrados de micrófono de tela, que es capaz de detectar señales sonoras débiles, como el habla humana, explican los investigadores.

 

Aplicaciones principales de uso

En este sentido, el nuevo tejido se ha demostrado con tres aplicaciones principales:

  1. Detectar la dirección de la que procede un sonido
  2. Facilitar la comunicación bidireccional entre dos individuos
  3. Monitorizar el corazón cuando el tejido toca la piel

Las premisas de la investigación eran la creación de un material acústico suave, duradero, cómodo y capaz de detectar el sonido.

Un material así tendría que incorporar fibras rígidas (llamadas de ‘módulo alto’) para convertir eficazmente las ondas sonoras en vibraciones. Además, el equipo tuvo que diseñar una fibra que se pudiera doblar con el tejido y producir una salida eléctrica en el proceso.

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